martes, 29 de marzo de 2016

Caminando se hace camino



Hubo un día de invierno en el que permanecí encerrado en mi habitación, mientras fuera y detrás de la ventana todos los árboles, casas, parques, carreteras y todo los alrededores estaban tan blancos que parecía una de esas películas de Hollywood.

La nieve caía pesadamente como bolas blancas que se pegan entre ellas como los edificios apilados de la ciudad. Después de unos minutos de ver la nieve caer me acerque más a la ventana, golpeando mi nariz contra el cristal de la fría ventana, y vi tres chicos, estaban jugando en el jardín que era blanco.

Estaban jugando a dibujar caminos en la nieve presionando la nieve con las botas, de pronto el primero se había torcido totalmente del camino, el segundo se había desviado a la derecha y a la izquierda, y el tercero había hecho un camino muy recto.

Y pensé que la vida es igual que este juego, cada uno tiene que poner un objetivo en su vida para llegar a todo lo que quiere y va creando su camino, a veces se desvía pero lo importante es llegar.

Abdennabi Idrissi Lakrim

La rutina desde mi ventana



Por la ventana de la cocina veo el cielo azul y tres casitas una de ella es una pensión. Detrás de las casitas hay cuatro edificios que son igual de grandes, uno de ellos es el hospital de Galdakano que es más grande que los que están en Usansolo. El resto son apartamentos. 

Debajo de mi casa hay una relojería, una frutería, un banco y al frente una administración de lotería y una calle plana con tres contenedores. 

Todas las mañanas veo a los críos que salen con sus padres de sus apartamentos para irse al colegio, después de una hora llega el camión a recoger la basura, a la tarde al medio día se cierran las tiendas un par de horitas, vuelven a abrir las tiendas después de la siesta. Dos horas más tarde de que las tiendas hayan abierto veo a los mismos padres que salen de sus casas y para recoger a sus hijos del colegio.

Luego los críos de las casas y apartamentos que esta frente de mi salen a jugar y hacer travesuras  unas horas hasta que cae la noche.

Adrián Fernández

Contrastes



Cuando salgo a la ventana el cielo está claro y nublado, lleno de nubes oscuras porque el día esta malo y llueve. 

A lo lejos del todo veo montes llenos de árboles que la niebla tapa. Luego veo pequeños montes en los cuales veo casitas blancas rodeadas también de pequeños y grandes árboles. Algunos están sin hojas y otros con hojas pequeñas. Acercándome más a mi ventana veo algunas casas abandonadas y fábricas que ya no se usan.

En frente mío hay unos grandes almacenes y tiendas y tiendas. De bajo de mi balcón hay árboles no muy cargados de hojas, algunas verdes y otras incluso amarillas, los árboles están rodeados de pequeños arbustos plagado de hojas y ramas y todo eso hace que se vea la claridad desde mi balcón.

Cecilia Pacheco

El deporte tras el cristal



Vivo en un pueblo llamado Usansolo me mudé hace ya unos 6 meses las cosas no iban bien hasta que un día, estaba en mi ventana fumándome un cigarro y allí estaba lo que desde ese momento en adelante iba a ser mi nuevo pasatiempo pues en la ventana del patio de mi casa había un campo de fútbol, los primeros días me dediqué simplemente a mirar los partidos de futbol. 

Al pasar el tiempo me cansé y decidí que ya no quería ser un aficionado más que tenía que jugar de alguna manera en el equipo, así que empecé a buscar cursos para volverme árbitro, me apunte a la academia  y me di cuenta de lo poco que sabía sobre el reglamento del futbol.

Edson Díaz Hernández

Tranquilidad



En frente de la ventana de mi habitación encontramos una terraza y ventanas donde un vecino descansa en su casa tranquilamente, debajo de cada ventana hay varias macetas llenas de plantas coloridas y diversas. 

Ojeando el patio a veces veo que por ahí no pasa nadie.


Christian Fuentenebro